Si
pensamos en el cuento corto como un cuadro, una gran parte del trabajo del
escritor es dejar las líneas, sombras y espacios adecuados para activar la
imaginación del lector. El cuento de Javier Marías, En el viaje de novios,
nos suministra un buen ejemplo de cómo se hace esto.
La historia torna
alrededor de un protagonista recién casado que contempla una calle Sevillana a
través del balcón de su habitación de hotel mientras la novia, indispuesta,
duerma en la cama. De repente, el hombre individualiza una mujer caminando
ansiosamente en el otro lado de la calle; lo más probable es que espere una
cita. La sigue observando, y en un momento, la mujer mira al hotel. Parece
reconocer el protagonista y empieza a caminar hacia él, gritándole y haciendo
un gesto algo agresivo, de "apropiación".
Con un
desenlace muy abierto, Marías convierte lo que, al principio, parece ser un
sencillo caso de identidad errónea, en un campo amplio para la imaginación
del lector.
...pude
ver que la mujer de la calle, con su enorme bolso anticuado y sus zapatos de
tacón de aguja y sus piernas robustas y sus andares tambaleantes, desaparecía
de mi campo visual porque entraba ya en el hotel, dispuesta a subir en mi busca
y a que tuviera lugar la cita. Sentí un vacío al pensar en lo que podría
decirle a mujer enferma para explicar la intromisión que estaba a punto de
producirse. Estábamos en nuestro viaje de novios, y en ese viaje no se quiere
la intromisión de un extraño, aunque yo no fuera un extraño, creo, para quien
ya subía por las escaleras. Sentí un vacío y cerré el balcón. Me preparé
para abrir la puerta.
¿Qué
pasará ahora? O mejor dicho, ¿qué está pasando aquí? Compartimos ideas: el
protagonista tiene personalidades múltiples, y una es amante de la mujer; el
protagonista, en realidad, está echado en la cama con su esposa y está
soñando todo; la mujer es la muerte, y viene a llevar la esposa al infierno.
Una
investigación sobre el cuento revela que el relato, según Marías,
"coincide en su situación principal y en muchos párrafos con unas
cuantas páginas de mi novela Corazón tan blanco. La escena en cuestión
prosigue en dicha novela y aquí en cambio se interrumpe, dando lugar a una
resolución distinta que es la que convierte el texto en eso, en un
cuento." (Nota Previa del libro, Cuando fui mortal, donde aparece En el
viaje de novios).
Retomamos
la lectura, esta vez leyendo las "cuantas páginas" de la novela.
Pero en vez de encontrar una respuesta a la pregunta que el cuento nos planteó
- ¿Qué pasará ahora? - encontramos otra historia, que no quita validez de
nuestras interpretaciones del cuento, pero sí nos ayuda a ver unas diferencias
entre novela y cuento, unos rasgos característicos de cada género.
También celebramos los cumpleaños de Dagoberto Caicedo.
Y Peggy Kielland nos leyó una nueva versión de su cuento que ahora se llama El Ídolo.
Pepe se
dirigió a la cocina y miró detenidamente el calendario de Pielroja colgado en
la pared como para comprobar que lo que su papá había escrito allí hacia dos
semanas no se había desaparecido. Todavía se leía en una letra gruesa, III
VUELTA A COLOMBIA. El año pasado el pueblo y disque todo el país había
quedado paralizado. Grupos de personas se sentaron en las bancas del Parque
Bolívar a escuchar la radio a través de la cual Carlos Arturo Rueda imprimó
emoción comentando los pormenores involucrando a los oyentes. Este año, la
Vuelta llegaría a Armenia y su papá hablaba de ver pasar a los ciclistas. En
el taller del padre había una foto de Ramón Hoyos y era la única imagen que
Pepe tenía de su ídolo. Pensaba que pronto tendría la oportunidad de admirar
de cerca su bicicleta engallada con antena, reflectores y el famoso fruncido de
ceño. Muchas veces ensayaba frente el espejo ese fruncido; lo hacía ver más
serio, más interesante.
Peggy con su cuento el Idolo, Venus y Yadira participamos en el concurso de cuento de la universidad San Buenaventura. Escritos construidos y trabajados en el taller de escritores.
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